El cerro Blanco
El cerro Blanco es un imponente hito paisajístico en el valle de Moche. Su majestuosa forma piramidal y características singulares captaron la atención de los antiguos habitantes, lo que llevó a la temprana ocupación por parte de la cultura Salinar en sus faldas, y posteriormente, la construcción de un templo por la cultura Chimú en la cima.
El valor mitológico y la singularidad del cerro Blanco ejercieron una influencia determinante en la elección de la ubicación de la antigua ciudad Moche por parte de los mochicas. Esta elevación natural asumió el papel de cerro tutelar, acorde con la cosmovisión de las sociedades andinas.
La religión mochica otorgaba un culto especial a las montañas, posiblemente asociadas a las lluvias y la fertilidad agrícola. Un afloramiento rocoso, cuya forma singular reproduce en menor escala la silueta del cerro Blanco, se integró en las edificaciones del Templo Viejo de Huaca de la Luna y fue considerado una roca sagrada. Las excavaciones arqueológicas revelaron un descubrimiento impactante: al pie de esta roca culminaban los rituales y ceremonias que involucraban el sacrificio de prisioneros.