Huaca del Sol o Capuxaida
La Huaca del Sol es una de las estructuras de adobes más grande de la América prehispánica. Sus dimensiones alcanzaron posiblemente 345 metros de largo por 160 metros de ancho y 40 metros de altura. Lamentablemente, este edificio fue fuertemente disturbado por los buscadores de tesoros durante el siglo XVII, quedando hoy solamente un tercio de su estructura original.
Huaca de la Luna
El templo Huaca de la Luna se compone de dos templos sagrados con forma de pirámide trunca, denominados Templo Viejo y Templo Nuevo. Fueron construidos completamente de tierra, y solamente ingresaban personas privilegiadas, ya sea para rendirle culto a los dioses o para ofrendarles su vida.
No tiene referente en el mundo en términos de diseño y complejidad de sus pinturas murales. Su riqueza iconográfica y estética es de un valor universal excepcional, que responde a una tradición que se practicó a lo largo de siete siglos. Constituye, además, un testimonio excepcional de la cultura Mochica.
El Templo Viejo
Los sacrificios humanos
En el Templo Viejo y Templo Nuevo se hallaron los restos de individuos sacrificados, cuya sangre fue parte de una ceremonia que involucraba una serie de ritos representados en la iconografía mochica.
El ceremonial empezaba con un combate ritual entre guerreros mochicas, cuya intención no era matar al oponente, sino despojarle de su casco para tomarle los cabellos y hacerle sangrar para fertilizar la tierra. Los guerreros vencedores despojaban de su ropa a los vencidos, tomándola como botín. Los vencidos, desnudos y amarrados con una soga al cuello eran conducidos por los vencedores dentro de Huaca de la Luna. Luego sacrificados para ofrecer su sangre a los dioses en el altar mayor.
El patio ceremonial
Los muros que delimitan el patio ceremonial del Templo Viejo presentan relieves policromos, en cuyos campos romboidales se representa el rostro del Dios de las Montañas, con sus ojos exorbitados y dientes felinos, en evidente trance shamánico.
En este patio ceremonial se encuentra un recinto que cumplía una función especial. Sus muros exteriores estaban finamente acabados con relieves policromos de diseños complejos, con temas marinos en los que se identifican cabezas de serpientes o peces, y aves rapaces. Esto revela el carácter sacro de las actividades que se realizaban en este ambiente durante los eventos ceremoniales.
Detalles del frontis norte
La impresionante fachada norte del Templo Viejo es única en el mundo. En sus 95 metros de base y 24 metros de altura, conservan sus siete escalones pintados con vivos colores, en donde los artistas mochicas representaron divinidades, hombres míticos, sacerdotes, danzantes y guerreros triunfantes conduciendo a prisioneros desnudos que deberán ofrendar su vida y sangre al Dios de las Montañas.
El Templo Nuevo
El Templo Nuevo ya no tiene la monumentalidad de su viejo predecesor. En sus paredes ya no se observa más al Dios de las Montañas, en cambio se aprecian diseños iconográficos, de tejedoras y objetos animados, algunos luchando contra hombres.
La pérdida del poder político conllevó a realizar cambios en las formas de vida de esta sociedad, y a la búsqueda de nuevas formas de organización sociopolítica, con disputas y conflictos entre grupos menores de la misma élite mochica. La época de los sacerdotes-guerreros semidioses había llegado a su fin, y los habitantes de la ciudad empezaron a tomar el control del poder político y económico.
El arte mural
Los artesanos mochicas alcanzaron un gran desarrollo tecnológico y estético. Evidencia de ello es la excelente calidad y belleza de sus relieves y pinturas murales, objetos de cerámica, ornamentos de metal, madera, textil y otros materiales. Han sido considerados por los investigadores como los mejores ceramistas y orfebres de la América precolombina. Algunas de estas piezas pueden ser apreciadas en el Museo Santiago Uceda Castillo.
El Núcleo Urbano
Se conoce como núcleo urbano a la explanada entre la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna. En este espacio se desarrolló la vida comunitaria, organizada mediante plazas, calles, callejones, corredores, canales, residencias y talleres.
En esta explanada estaban los talleres de cerámica, tejidos, metal y abalorios, y otros productos de uso suntuario o ritual. En esta ciudad también se elaboraba chicha y se producía grandes cantidades de alimentos para la celebración de festines, y rituales funerarios. Además, en las plazas, se intercambiaban los productos que la urbe producía.
Cerro Blanco
En la religión mochica hubo un especial culto a las montañas, asociado a las lluvias y a la fertilidad agrícola. En este contexto, un afloramiento rocoso cuya naturaleza especial reproduce en menor escala la silueta del Cerro Blanco, es integrado a las edificaciones del Templo Viejo de Huaca de la Luna y valorado como roca sagrada. Las investigaciones arqueológicas han revelado que al pie de esta roca culminaban los rituales ceremoniales asociados a sacrificios humanos.